martes, 16 de octubre de 2012

Bitter Moon (1992)



No todas las historias de amor tienen finales felices y no todos los amores son saludables.

El Drama es el género cinematográfico que más disfruto, todas las  narraciones de  problemas familiares, personales y  amorosos  traen por defecto un conflicto que atrapa y encanta. 

Éste es el caso de un guión que teniendo todos los ingredientes para convertirse en la más cursi de las historias de amor, resulta siendo una tragedia romántica: Una pareja que se conoce en París, donde disfruta y lleva al máximo la pasión y el deseo que solo dos enamorados pueden sentir; otra, celebra su aniversario de matrimonio a bordo de un crucero que se dirige a la India... ¿Dónde está el conflicto?

La humanidad de estos cuatro personajes es lo que hace que se altere el orden y salga a flote lo peor de su personalidad; así como en la vida real, los conocemos no por cómo actúan si no por cómo reaccionan, se dejan llevar por los celos, la atracción, la ira y la provocación. En determinado momento de la película cada uno tiene la oportunidad de ser el villano, y la víctima es su pareja, la persona a la que aman.

Esta pieza de la filmografía de Roman Polanski no es apta para el gusto de todo el mundo, hay temas y situaciones que pueden herir algunas susceptibilidades. Conozco gente que la odia y gente que la ama... Personalmente la entendí, me emocionó, me gustó y por eso la comparto.

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